Y hago fotos y cuento historias.

Me apasionan las personas, sus relatos, la intimidad y la vulnerabilidad.

Me encanta explorar mi día a día a través de la luz, porque creo que en lo cotidiano se esconde mucho de lo que somos. Y gracias a ello, si aprendemos a mirar bien, podemos encontrar mucha información sobre quiénes somos.

No hay nada más bello que la realidad intacta y la crudeza de las cosas tal cual son.

Hace unos años —sin ser yo muy consciente entonces—, me embarqué en un camino de autoexploración a través de la fotografía y la escritura y, desde ese momento, no he dejado de descubrir su poder transformador.

Casi, a día de hoy, me atrevería a decir que a mí me salvó la luz.

Estas herramientas me han enseñado a ‘volver a casa’ para salir después a la vida con más confianza, más conciencia y más entendimiento.

He preparado un taller que nace del deseo profundo de compartir ese camino, porque creo que su valor es incalculable y puede acompañar a otras personas brindándoles también su propia luz.

Es un taller que usa la fotografía como herramienta para la pausa, la autoexploración y la conexión con uno mismo y nuestra intuición.